Bien en todas las relaciones humanas existen
relaciones de poder, incluso en los espacios públicos y privados de tal forma
que relaciones intimas siempre están mediadas por la una disputa de ese poder
antagonista, abonada por una fuerte socialización de los roles que tanto
hombres como mujeres estamos destinados a convocar y reproducir en nuestras
vidas.
Sí existiera una equidad real y así una buena
comunicación en donde los sentimientos de las personas que deciden juntarse y
compartir mutuamente sus vidas (incluso la misma familia), siempre con respecto
que pareciera contradictorio pero que entre más confianza se tengan entre
personas menos respeto entre estas, es como una consecuencia de estos tiempos
en donde se privilegian sentimientos y actitudes egoístas e individuales incluso
en consecuencias de ese ser al que se le identifica como un ser querido y
apreciado, la violencia en este sentido es equitativa.
En primer lugar, el concepto de género
se refiere a la existencia de una normatividad femenina edificada sobre el sexo
como hecho anatómico. En segundo lugar, esta normatividad femenina reposa sobre
un sistema social en el que el género es un principio de jerarquización que asigna
espacios y distribuye recursos a varones y mujeres. Este sistema social será
designado por la teoría feminista con el término de patriarcado. En tercer
lugar, el género se ha convertido en un parámetro científico irrefutable en las
ciencias sociales (Cobo, 2005 p.250).
La violencia del patriarcado afecta tanto a los
hombres reproductores de la violencia y con la carga de ocultar y marginar como
símbolo de debilidad expresar abiertamente sus sentimientos, por otro lado las
mujeres con una mayor apertura a su expresión sentimental cuentan con restricciones
en los espacios públicos aunque en menor medida que antaño, las mujeres tienen
gran dificultad en un mundo de hombres.
Las reivindicaciones de las mujeres, han ido
trasformando la normalizada forma de concebir al hombre y a la mujer y están decostruyendo
el imaginario social que tanto daño hace para el humano, es decir “los conceptos no solo iluminan y explican la
realidad social, también politizan y transforman la realidad…en feminismo
conceptualizar es politizar” (2005, p. 250) sin duda han encontrado un
empoderamiento y un camino en donde se evidencian como sujetas de derecho, como
constructoras de conocimiento científico y como seres importantes y
participantes de la historia.

